Puede tratarse de una crema o de cualquier otro producto, natural o procedente de laboratorio.Tener misiones diversas: estimulante, humectante... Al dejarla sobre el rostro, durante un tiempo que va de 10 a 25 minutos, se seca, formando una especie de careta o mascarilla. La mascarilla constituye un rápido sistema de "componer" el rostro: suaviza la piel, estimula la circulación sanguínea, refresca, tonifica. Existen muchos tipos de mascarillas, cada uno de ellos con sus propiedades características. Algunas de estas mascarillas tienen la virtud de suavizar los rasgos de un rostro fatigado, así como el poder de absorber el polvo y limpiar los poros. Son, por lo tanto, un buen tratamiento para las espinillas y los poros dilatados.
Atendiendo a sus propiedades generales, las mascarillas se pueden clasificar en dos grupos:
- Estimulantes: Contienen ingredientes que colorean ligeramente la piel, a la vez que actúan sobre la circulación sanguínea. Refrescan y dan vida a cutis pálidos, opacos o de aspecto ceniciento.
- Astringentes: Para cutis grasientos o con problemas de granos. Deben aplicarse estando en posición de "plano inclinado", tendidas en la cama, con la cabeza inclinada hacia atrás y los pies en alto.
Estas mascarillas tienen la propiedad de "fijar" la cara y suavizar las líneas del contorno.
A continuación, citamos las mascarillas más conocidas y aplicadas.
Farinácea
Es una de las mascarillas de uso más corriente y está indicada para cutis tanto secos como grasientos, especialmente para los que tienen espinillas, poros dilatados, etc.
Humedece harina en la palma de la mano y extiéndela sobre el rostro. Cuando se seque y endurezca, frótala con un paño humedecido o aclárate la cara con agua corriente.
De Huevo
Es nutritiva.
Trabaja la yema de huevo con aceite de almendras o de oliva. Extiende la mezcla sobre la cara. Déjala reposar de 15 a 20 minutos. Retírala y enjuágate la cara con agua tibia.
De Patata
Presta vigor a la piel marchita.
Cuece una patata con su piel. Móndala, tritúrala y añádele un poco de leche cruda y una yema de huevo; mezcla hasta que se forme un puré homogéneo. Calienta la mezcla al baño María y aplícala muy caliente (cuidando de no quemarse). Cúbrela por encima con una toalla gruesa y déjala por espacio de 20 minutos. Lávate la cara con agua caliente y a continuación con agua fría.
De huevo y limón
Atenúa y retrasa la aparición de arrugas. Constituye un buen remedio para las arrugas incipientes y corrige asperezas y grietas. Debe utilizarse una vez por semana.
Bate una yema de huevo con el zumo de medio limón, la corteza rallada del mismo y una cucharada de aceite de oliva o almendras. Aplica esta mezcla al rostro y déjala reposar durante 20 minutos. Retírala con algodón humedecido en leche tibia.
De fresas y nata
Para pieles con problemas de capilares reventados.
Tritura las fresas (o fresones) y mézclalas con nata fresca y 1 cucharadita de miel. Extiende la mezclas sobre la cara, previamente refrescada. Déjala reposar durante 20 minutos. Retírala con un algodón humedecido en leche tibia.
De yogourt
Especial para pieles deshidratadas.
Distribuye por la cara el contenido de dos cucharadas de yogourt. Déjalo durante 3 o 4 minutos. A continuación lávate la cara con agua mineral tibia, sécate bien la piel y cúbrela con una suave capa de crema hidratante.
De levadura y leche
Especial para pieles impuras, granos, comedones y pústulas. Limpia y deja la piel tersa y aterciopelada.
Desmenuza la levadura y mézclala con un poco de leche tibia. Forma una masa suave. distribúyela por la cara con la ayuda de un pincel. Déjala secar. Remuévela en movimientos circulares practicados con la yema de los dedos, a modo de un ligero masaje. Lávate con agua caliente al cabo de unos 20 minutos. A continuación, lávate con agua fría y sécate a base de golpecitos con toalla esponjosa.
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Cómo se aplica la mascarilla Ads by SuperLyric
En primer lugar procura abrir bien los poros, de modo que la cara quede debidamente preparada para recibir este excelente tratamiento.
Aplica al rostro un paño mojado en agua muy caliente (sin quemarse), pero bien escurrido. A continuación, cubre el rostro con la mascarilla, que más convenga a tu tipo de piel o al problema que trates de resolver. Extiende el producto que constituye la mascarilla por todo el rostro, excepto -tenlo muy en cuenta - en la zona de alrededor de los ojos, sobre la que habrás aplicado una capa de crema. Tampoco debes cubrir párpados, labios ni orificios nasales. Asegúrate de que la mascarilla quede los suficientemente espesa como para que cubra bien los poros y penetre en todas las rendijas, rayas y surcos de la piel. Extiéndela bien por la barbilla, siguiendo la línea del maxilar. Empapa unos algodones de loción para ojos o agua de hamamelis. Colócalos sobre los párpados cerrados. En la oscuridad si es posible, deja reposar la mascarilla el tiempo necesario para que actúe: de 12 a 30 minutos, según los caso; pasado este tiempo, procede a enjuagarte la cara con agua tibia o fría, o con un algodón empapado de loción refrescante o astringente, a base de pequeños golpecitos. Deja un poco de grasa alrededor de los ojos. Finalmente, aclárate la cara con agua abundante y fría. En cualquiera de los casos, la piel aparecerá descansada y más luminosa.
Fuente: Diccionario de Belleza de Leonora Ramírez
- Indicaros que probéis antes en la cara interna de la muñeca, posibles intolerancias. No todo lo natural es inocuo. En caso de no ser alérgicas a ninguno de estos productos, adelante. Y sobre todo, recordad que la belleza externa también empieza por dentro, aportándole a nuestro organismo el descanso y los nutrientes necesarios.